sábado, 13 de marzo de 2010

Revolución Pacífica de Negros y Mujeres

Por Ileana Medina Hernández

Artículo publicado originalmente
en el blog Orlando Zapata Tamayo.

Orlando Zapata era negro. Guillermo Fariñas es negro. Otro cubano ha anunciado que será el próximo en seguir la cadena de huelgas de hambre: se trata de Félix Bonne Carcasés, otro hombre negro, ingeniero y exprofesor , de unos 70 años.

Preferiría que estos hombres no hubieran muerto, ni sigan muriendo. Creo que mejor que morir por una causa, es vivir para ella, para ganarla, para contarla. Pero gracias al sacrificio de estos hombres, nos despertamos por primera vez en 50 años con noticias diarias sobre la disidencia cubana en todos los grandes periódicos del mundo.

Las otras protagonistas cotidianas de la disidencia cubana son ahora mismo mujeres: Yoani Sánchez , Claudia Cadelo y otras blogueras; y las Damas de Blanco, esposas, madres e hijas de prisioneros políticos, que llevan varios años manifestándose pacíficamente en las calles de La Habana. Otras muieres han sido y son protagonistas de la oposición interna cubana: María Elena Cruz Varela, Martha Beatriz Roque... han sufrido años de prisión en Cuba por razones de conciencia.

Hace varias décadas que el estallido de la posmodernidad comenzó a dinamitar poco a poco en Europa el centro del universo hombre-blanco-católico-heterosexual para darle cabida a otros sujetos durante milenios marginados hacia la periferia de los proyectos "civilizatorios" (aunque la igualdad real de oportunidades es todavía una utopía).

Los ancianos que gobiernan la Revolución Cubana, y que siguen inspirando veneración en una parte de la izquierda internacional, son en su mayoría hombres, blancos, militares.

La Revolución Cubana es parte del Proyecto Moderno, y siempre vislumbré que su fin no podría venir de otros hombres blancos armados o vociferantes del otro lado del Estrecho de la Florida (sus adversarios simétricos que se alimentan de odio entre sí) sino de la ruptura “blanda” que provoca la “condición posmoderna”.

Está visto que ante la fuerza "sólida" de la dictadura cubana, no han sido efectivas en cincuenta años otras formas igualmente duras y sólidas como el bloqueo, intentos de agresión militar, o ensayos de una oposición interna que sistemáticamente reprimida nunca ha tenido recursos para enfrentarse al sistema en su propio terreno.

Quienes a finales de los 80 y principios de los 90 nos deslumbramos con el concepto de "posmodernidad", y leíamos en La Habana textos de Vattimo o Lyotard como quien lee textos disidentes altamente "revolucionarios" (o "contrarrevolucionarios", según se mire) en el fondo intuíamos que la verdadera negación del discurso "sólido" e inquebrantable de la Revolución no estaba en otro discurso "sólido" del mismo tipo pero de signo contrario.

Hoy, cuando asistimos al fin -con muchos años de retraso- al advenimiento de la postmodernidad en Cuba de mano de internet, de los teléfonos móviles, de las redes sociales y del resto de las prácticas on-line, la nueva forma de oposición bloguera que encabeza Yoani Sánchez, unida a la antigua –y de algún modo “espiritual”- inmolación pacífica por huelga de hambre de estos hombres negros, inaugura una nueva etapa que podríamos llamar “oposición posmoderna”, o si queremos usar los términos tradicionales de la izquierda, pues una Revolución Pacífica de Negros y Mujeres.

Un enemigo tecnológico, virtual, no organizado, escurridizo, conocido y apoyado en el mundo entero gracias a la inmediatez y universalidad de internet, como es el movimiento blogger cubano, está resultando mucho más difícil de aniquilar y silenciar que ningún otro movimiento.

La huelga de hambre de Fariñas y de otros prisioneros políticos, resulta efectiva en la misma medida en que se enfrenta a la dictadura con unas armas que sólo pueden vencer haciendo revivir a sus propios enemigos, si no quieren quedar como asesinos ante la opinión pública internacional.

Las movimientos feministas y anti-racistas que tanto éxito llevan teniendo en los últimos cincuenta años en el mundo occidental, no han llegado nunca a Cuba. La Revolución se constituyó en la década de los sesenta, al margen de los movimientos democráticos de las minorías que explosionaban en todo el mundo: hippies, pacifistas, ecologistas, feministas, movimientos raciales… todos quedaron fuera del discurso de la Revolución Cubana, que paradójicamente pretendía incluirlos y representarlos, pero que los fagocitó en la terrible homogeneización política y social que caracterizó a todos los sistemas comunistas de modelo soviético.

La Federación de Mujeres Cubanas, organismo oficial aparentemente dedicado al establecimiento de la igualdad, como todas las organizaciones “de masas” cubanas es dirigida desde arriba, y fue presidida, hasta su muerte en 2007, por la propia esposa de Raúl Castro, que firmaba (el uso del apellido del marido es una de las pocos signos machistas que no se usa en el mundo hispánico) como “Vilma Espín de Castro”. Un movimiento mucho más parecido a las “primeras damas” y a la Sección Femenina de Franco, que a un feminismo moderno y plural. Tras cincuenta años de Revolución, y aunque las mujeres hayan logrado incorporarse en Cuba al mundo estudiantil y laboral con bastante éxito, el machismo tropical endémico cubano sigue siendo igualito al de otros países de la región.

Los temas de la igualdad de derechos (tanto la sexual como la racial) han sido tabú en las publicaciones científicas y sociológicas cubanas, y pocos estudios hay, dentro o afuera del país, que aborden con seriedad esta cuestión. La igualdad se "presupone" como parte del sistema.

El tema racial resulta particularmente espinoso. Pero algo resalta a simple vista tras cincuenta años de proceso “revolucionario”: los barrios más pobres de las ciudades siguen siendo mayoritariamente habitados por negros, la representación de los negros en la cúpula política es muy minoritaria, incluso me atrevería a decir que la presencia de los negros en las universidades cubanas es mucho menor que su porcentaje poblacional.

Hoy nos vemos ante la evidencia de que las más notorias figuras de la disidencia son negros y mujeres. También, y por eso mismo, los más humildes.

Que algunos sectores de la izquierda internacional (ay, Presidente Lula; ay, artistas españoles…) sigan ignorando este detalle, y se sigan poniendo del lado de los represores, es penoso y triste (muy lamentable aunque los reprimidos fueran hombres blancos, por supuesto). Que sigan dejando que la derecha más reaccionaria (como Esperanza Aguirre y Federico Jiménez Losantos en España) monopolice el tema de Cuba, demuestra una gran torpeza política y una gran ceguera intelectual.

Quizás el problema sea que esa izquierda antigua –construida por oposición a la derecha tradicional, y por tanto dentro de sus mismas coordenadas cognitivas- sigue recelando de los discursos fragmentarios, de los pensamientos "débiles", de la resistencia pacífica, de los movimientos inconexos y desorganizados, de la "líquida" y por ello mismo incontenible red virtual, que no necesita organización, ni centro, ni sede, ni fuerza física: solamente corre y se extiende como la luz.

A lo peor, las huelgas de hambre de estos grandes negros dignos puedan venir a decirles que no sólo “posteando” ni “cobrando dinero del enemigo” se hace disidencia en Cuba. Que también hay gente dispuesta a morir por ello. Qué pena, qué gran pena, que se sigan necesitando mártires para legitimar causas tan justas.

1 comentario:

  1. En mi humilde opinión, todo europeo que quiera hacer un análisis sobre cualquier país que se encuentre fuera de su continente... debe antes hacer un revisionismo de las fuentes históricas que nutren su conocimiento... ya sabemos que la historia la escriben los que ganan... eso quiere decir que hay otra historia. Hay que instruirse.

    No sólo lo digo por Cuba, hay un discurso oficial que mide con la misma vara cualquier País latinoamericano, y ni hablar de medio oriente... esa cruenta región donde habitan seres violentos y terroristas, con valores horrendos que degradan a la mujer etc etc etc.

    Pero siguiendo con Cuba; también se deberían dejar a un lado ciertos conceptos que hacen a la cosmovisión eurocentrista y pensar que existe otra manera de entender la realidad (mal que le pese a la globalización).

    Conceptos tales como: revolución y autoritarismo no son igualmente entendidos en un lugar y otro.

    Desde mi perspectiva de las cosas, en el mundo europeo se ejerce un poder igualmente opresivo sobre la ciudadanía, con la salvedad de que esta opresión sólo la sienten los que menos tienen, o aquellos que por algún detalle particular y minoritario se ven faltos de los derechos y garantías de la mayoría... pero este hecho será totalmente ignorado por el que algo tiene y cuyo modo de vida hace al buen funcionamiento del sistema. Esta ignorancia, dicho sea de paso, es la que sostiene el sistema mismo (el individualismo es la mano derecha de la sociedad de consumo).

    También se habla de fascismo, y en verdad creo que una cosa es interpretar que el pueblo está a merced de un dictador fascista y otra es observar cómo, bajo sistemas democráticos, habitan infinita cantidad de personas cuyos ideales son fuertemente fascista (hablo de ciudadanos, aquellos que, además de opinar, votan)... esta cantidad de personas en el mundo me preocupa más que Castro.

    La revolución, por otro lado, implica la necesidad imperiosa de independizarse a como dé lugar... es una pérdida de tiempo y de recursos intelectuales tratar de dirimir si esta independencia supone ventajas o desventajas (desde el punto de vista europeo).... por el simple hecho de que la sola obtención de INDEPENDENCIA es el logro mayor e indiscutible.

    Y a no confundirse, que no estoy diciendo que la Revolución Cubana logró que las mujeres dejaran de ser prostitutas gratuitas de los yankis para pasar a ser prostitutas pagas por el extranjero visitante (argumento inmoral del hombre idiota frente a la cuestión Cubana).... sino que hablo, en primera medida, de los índices de analfabetismo que había antes de la Revolución, y los índices actuales (quien esté interesado en estos datos, que busque información... espero que la sorpresa sea grata).

    Pero volvemos al inicio... para que este tipo de logros sean vistos como grandes logros, repito, se debe cambiar el sistema de valores de quien analiza.

    Algo está claro, la posmodernidad de la que habla el artículo tal vez haga que las cosas cambien; que finalmente ingrese a Cuba la tan ansiada integración con el sistema económico mundial... por suerte los espera un pueblo reconstruido de las ruinas (intelectuales).

    Y una última cuestión, aquel grupo humano que se vio en la necesidad de irse por considerar que no se respetaban sus derechos y garantías de elección y progreso económico individual, deben tan sólo imaginar lo que hubiera sido nacer en una Cuba, colonia yanky... (¿acaso imaginan que la Habana hoy sería Nueva York?)... dar gracias al proceso de emancipación que atravesó su pueblo y entender que aquello no fue por puro capricho individual.

    Lamentablemente la historia de la humanidad se construye en eternas luchas de poder, y por suerte cada vez más personas en el mundo van entendiendo que el dinero y la riqueza material no es algo por lo que vale la pena luchar.

    Un saludo, y espero que mi opinión no despierte la intolerancia sino las ganas de intercambiar miradas.

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